Categoría: AUSENCIAS ARQUITECTÓNICAS

Esta página tuvo su origen como una denuncia de la demolición de edificios que fueron propiedad de la Universidad de Concepción entre los años 2004 y 2005. La pérdida de estas construcciones, en especial del inmueble en que funcionó la Administración General universitaria, fue un suceso grave que simbolizó una crisis respecto a la conservación de inmuebles históricos en la ciudad, una debilidad de las directrices urbanas locales. Desde ese momento a la fecha, Concepción ha perdido una gran cantidad de edificios valiosos desde residenciales a industriales. Se ha mantenido un proceso de demoliciones sistemáticas en el centro penquista y en los alrededores. La situación es crítica, Concepción tiene una relación estrecha con terremotos y catástrofes naturales por lo que no podemos darnos el lujo de perder cada día obras que son testimonios de los procesos claves que ha vivido nuestra ciudad.

El Plan Regulador Comunal vigente posee un apartado dedicado a la situación de Inmuebles de Conservación Histórica pero es deficiente. Se limita a algo más de 30 construcciones, muchas de ellas del campus de la Universidad de Concepción y otras de las que es considerada sólo la fachada. No reconoce la totalidad de la ciudad con sus barrios y tampoco reconoce procesos como la reconstrucción post terremoto de 1939, la excelsa modernidad de los años 50 y 60, el valor de conjuntos proyectados por la CORVI/CORMU, equipamientos y construcciones de más ocho décadas, solo por mencionar algo.

Coincidiendo con los 14 años de esta página, Historia Arquitectónica de Concepción exhibe algunos casos de demoliciones emblemáticas ocurridas a lo largo de los últimos años. A pesar de la toma de conciencia llevada a cabo en muchas de estas situaciones por parte de la ciudadanía y otros grupos, lamentablemente al final priman otros aspectos, la autoridad sigue sin escuchar priorizando un ideario de ciudad que para ser concretado otorga libertades que dejan como resultado la pérdida de edificios históricos y llenando las calles de ausencias arquitectónicas.

Basta de perpetuar mitos como «…el costo del progreso…» y de aceptar que las inmobiliarias, cadenas de retail o constructoras que no proponen nada nuevo sean quienes propongan una única manera de generar desarrollo urbano. El crecimiento de la ciudad debe ser integral y no destrozando la historia junto con el territorio.