Concepción ha pasado por altos y bajos en este año con respecto a su historia. Diversos hechos, en su mayoría lamentables han marcado este 2013. Desde el incendio del Mercado y la polémica suscitada con el qué hacer con su estructura hasta la intervención del Cerro Amarillo para construir un proyecto inmobiliario han sido hechos que afectaron gravemente la posibilidad de preservar parte importante de nuestra historia urbana; por otro lado, la creación del Archivo Histórico de Concepción, recientemente inaugurado, pasa a acercar la historia con Concepción, un anhelo de años que por fin es concretado y es el mejor regalo que se le pudo dar a esta ciudad que el 5 de octubre pasado cumplió nada más y nada menos que 463 años.
Emblemas de la historia urbana de Concepción han desaparecido paulatinamente en los últimos años, otros han quedado ahí, abandonados o transformados tal vez ya no luciendo o destacando pero están. En ese contexto, es lamentable que un ícono de la arquitectura desaparezca y es lo que nuevamente está ocurriendo, en este caso con el edificio que albergó por casi 80 años al Ritz Hotel, en la esquina de la calles Aníbal Pinto y Barros Arana. Este edificio será transformado en una multitienda, en un proyecto similar a los que ya se han realizado en históricas construcciones como el Palacio Hirmas y la Casa Urrejola, en los que primó el vaciado del edificio, conservando la fachada y suprimiendo la espacialidad, (su esencia), reformando los interiores de forma burda, caricaturezca y completamente invasiva sin tener consideración con la historia penquista. Sí, desde Santiago reordenan y rediseñan edificios que llevan décadas acá en Concepción.
Es así que coincidiendo con el proceso de desmantelamiento y demolición de lo que alguna vez fue el Ritz Hotel, se expone como tema los hoteles históricos de Concepción, un aspecto clave de la historia urbana de nuestra ciudad. Muchos de los penquistas jóvenes que pasan por el lugar tal vez no tienen idea de qué fue lo que había en ese edificio y es importante recordar ese tipo de detalles de vez en cuando, bueno, esa es la tarea principal de este blog.
El servicio de ofrecer hospedaje y servicios a viajeros y turistas está muy arraigado en nuestra ciudad. Las primeras posadas se establecen en puntos clave entre las ciudades, como la que se presenta en la ya clásica imagen de fines de siglo XIX en que vemos “La Posada” ubicada en el camino entre San Pedro y Lota. La necesidad del hospedaje para el afuerino está presente en la ciudad y adquiere notoriedad con la industrialización de fines del siglo XIX en la provincia, es así que algunos hoteles aparecen transformándose en puntos clave de algunas ciudades y puntos de reunión social, como fue el caso del Hotel del Comercio en Lota.
En Concepción, tras la consolidación del ferrocarril el sector próximo a la estación, pasó a estar lleno de actividades y vida en las postrimerías del siglo XIX, se encontraba una intensa vida comercial, vendedores ambulantes, los tranvías pasaban cargados de pasajeros, proliferan los bares, almacenes y una estación llena de ires y venires de visitantes, trabajadores y empresarios. Desde ese entonces, los hoteles de Concepción tendrían un marcado carácter de comercio, hoteles que con el pasar de los tiempos serían cada vez más sofisticados inspirándose en modelos de Santiago o el extranjero y empresarios locales que deciden invertir en el negocio hotelero asociándose a arquitectos de renombre y prestigio nacional.
En ese contexto nos encontramos con algunos de los primeros hoteles importantes de Concepción, ubicados en el entorno inmediato de la Estación de Ferrocarriles como el Hotel Unión, ubicado en la esquina de las calles La Puntilla con Comercio, actuales Arturo Prat y Barros Arana. A su lado, por la otrora Comercio estuvo el Hotel Europa, ambas construcciones muy básicas y simples en cuanto a su diseño, pero al mismo tiempo imponentes. Lamentablemente no existe registro de los arquitectos a cargo de estas obras ni el año exacto en que se construyeron.
Con el cambio de siglo y ya aproximándonos al Centenario nacional, las construcciones vistas previamente desaparecen dando paso a nuevas como el histórico Hotel de France, un edificio de líneas beaux arts fusionadas con un estilo bastante clásico y expresivo con ladrillos sin estucar, además de presentar una mansarda y una insinuación de torreón en la esquina. Al igual que los casos anteriores no tenemos registro ni claridad de quién pudo ser el arquitecto de este hotel así como del año exacto de construcción.
El Hotel de France con su potente imagen gala, adquirió bastante fama en las primeras décadas del siglo XX y al lado de este, por calle Comercio abrió el Hotel Cosmopolita, un hotel del cual existen vagos registros. Ambas construcciones sufren daños de consideración con el terremoto de 1939 por lo que desaparecen a los pocos años, así mismo se demuelen todas las construcciones de la esquina para dar paso a un vacío que sería posteriormente un terminal de buses frente a la Estación y a la Plaza España.
Hacia fines del siglo XIX también nos encontramos con hoteles en el centro de la ciudad. No se limitaban sólo al sector ferroviario, contemporáneo a los hoteles vistos anteriormente, está el Gran Hotel Concepción, ubicado en Comercio entre calles Castellón y Colo Colo, un edificio del cual poco registro existe pero que pasaría por una radical transformación con el cambio de siglo para dar paso al Hotel Wachter, un destacado y afamado hotel que llamaba la atención por sus amplios salones y comedores, así como por un patio interior con ricas decoraciones y elegancia. El Wachter, pasó a destacar como postal de Concepción y ser un predilecto por los visitantes por su atención y ubicación.
En el ya varias veces mencionado Portal Cruz estuvo el Hotel Harán, destacado establecimiento propiedad del señor Adrián Harán, un señor de origen vasco que también fue dueño de un local dedicado a la venta de telas y artículos para caballeros. El Hotel Harán pasó a manos de la familia Piola y terminó posteriormente como el Hotel Wachter – Piola tras una asociación. El mismo hotel terminaría siendo propiedad de la familia Novick y el terremoto de 1939 terminaría por derribar una importante ala del edificio en la que justamente estaba el hotel. Así como el terremoto hizo desaparecer el Hotel de France, o el Cosmopolita, el Hotel Wachter de Barros Arana también caería en las décadas siguientes en su sitio daría se construiría una calle, uno de los tantos pasajes aparecidos tras 1939 en Concepción, hoy lo conocemos como Pasaje Cervantes.
Esos históricos hoteles dejaron su huella en la ciudad y los expongo como los primeros exponentes del negocio hotelero en Concepción, tal vez hubo otros antes, tal vez existieron posadas o pensiones regadas por la ciudad pero este texto quiere principalmente destacar el siglo XX, un importante siglo para la historia urbana de nuestra ciudad.
Algunos años antes del gran terremoto de 1939, otros hoteles habían aparecido y su presencia fue muy fuerte, siendo parte importante de la vida urbana del Concepción del siglo XX y permanecieron por décadas en funcionamiento pasando a ser más que hoteles, sino que parte de la identidad urbana penquista quedando grabados en nuestro imaginario colectivo. Estamos hablando de los hoteles Cecil, Central y Ritz.
Durante la década de 1930, la arquitectura en Concepción cambia y los hoteles también. Es en esta década que aparecen esos tres nuevos hoteles con diseños distintos entre sí y que pasaron a ser postales de la ciudad por décadas gracias a la fama que adquirieron y a los imponentes edificios en los que funcionaron, todos ellos claro en la calle Barros Arana.
Tras la demolición del incendiado cuartel de infantería en la esquina de las calles Prat y Barros Arana, (justo enfrente de la Estación y del Hotel de France), en el comienzo de la década de 1930, se plantea la posibilidad de proyectar una plaza para formar un paseo enfrente de la Estación. Es así que nace la Plaza España y hacia 1937 ya se encuentra completamente configurada con la construcción de un importante hotel en la nueva esquina de Prat con la Plaza España, estamos hablando del Cecil Hotel, que es proyectado por el arquitecto Ernesto Loosli que ya había realizado destacadas obras como el Edificio Baldi en la esquina de Barros Arana con Serrano y el Edificio Esquerré a metros de este último por Barros Arana. El Cecil se presentó como un edificio con influencia neocolonial, con una amplia mansarda y decoraciones que contrastaron con el resto de la arquitectura de aquel entonces que paulatinamente daba luces de la modernidad que se asentaría tras 1939. El Cecil se tornó un punto importante para artistas, políticos y famosos que se hospedaban a pasos de la Estación de Ferrocarriles y junto a la Plaza España eran la antesala de la bulliciosa calle Barros Arana que si bien ya no se llamaba Comercio, siguió manteniendo ese intenso carácter comercial con grandes almacenes, bancos y por supuesto, hoteles. Este hotel, al igual que los otros dos que mencionaremos más adelante, soportó el terremoto de 1939 formando parte de un selecto grupo de edificios destacados que no cayeron con el sismo. Con el pasar de los años, el Cecil perdió su carácter de hotel importante en la ciudad, la caída del ferrocarril acompañada de la transformación del sector que rodea la Plaza España hizo decaer el hotel y la misma plaza. El terremoto del 2010 dañó el edificio y tras algunas reparaciones es de esperar que abra prontamente, como sea, los años dorados del hotel ya no volverán y quedarán en un gran recuerdo de un punto importante de la sociedad penquista de antaño.
Siguiendo por “Barros” hacia el centro, específicamente entre Lincoyán y Rengo, en 1937 se concluye el edificio del Hotel Central, un edificio de audaces líneas modernas y un racionalismo total. Una construcción marcada por un pronunciado eje de simetría que formaba dos fachadas unidas por un bajorrelieve que alude a ese paso del art déco a lo moderno en la ciudad. Este edificio fue proyecto del arquitecto Jorge Rivera Parga, quien fue artífice de diversas construcciones precursoras de la modernidad de la arquitectura en Concepción. La instalación eléctrica, al igual que otros edificios de la ciudad, estuvo a cargo de la Casa F. Loosli y la calefacción a cargo de Santiago Webb y Cía. Ltda. En el primer piso de este edificio, se instalaron locales comerciales que cambiaron en las décadas de 1940 y 1950. Tras el terremoto de 1960 se demuele este edificio para dar paso a un edificio que es un ejemplo claro de la última modernidad en Concepción.
La esquina de las calles Barros Arana y Aníbal Pinto es de esas esquinas históricas de Concepción, es parte de esos “sitios fundacionales” en torno a la Plaza Independencia y su fuerte impacto radicó en los usos que se le dio, desde lo comercial hasta el poder edilicio en la esquina del frente. Ese encuentro de calles hasta el día de hoy sigue siendo populoso, “la parada del tonto”, como se le llama por algunos penquistas, más información de eso se puede encontrar en:
http://concehistorico.blogspot.com/2012/09/anibaldiego.HTML
En esa esquina por muchos años estuvo una casa de dos niveles con corredor hacia el exterior, una notoria herencia del Concepción post terremoto de la ruina de 1835 en la que estaba el conocido almacén de Exequiel de la Barra. Esa propiedad es demolida estimamos hacia 1929 – 1930 para construir un edificio comercial propiedad de los hermanos Martínez, proyecto de los destacados arquitectos Alberto Cruz Montt, autor de obras notables de nuestro país como lo son el Club de la Unión, el Palacio Iñiguez o el Banco Central, y Miguel Dávila, otro destacado arquitecto, hermano de Roberto Dávila quien proyectó obras como el restaurant Cap Ducal en Viña del Mar, Miguel por su parte estuvo asociado a Cruz Montt por una década casi y entre algunas de sus obras está la coautoría del Hotel O’Higgins en Viña del Mar.
El edificio aparece rompiendo las líneas neoclásicas y afrancesadas del Concepción de ese entonces, es un edificio con una volumetría clara y una composición de fachada en la que predominan los elementos geométricos, la insinuación evidente de la verticalidad y detalles dentados en frisos y cornisas, una estrategia derivada del art déco imperante y que sería replicada en la ciudad en edificios públicos y viviendas. Sus decoraciones no son recargadas y se limitan a detalles abstractos y enrejados también geométricos y estilizados que complementan los vanos de las ventanas así como el mismo acceso hacia Barros Arana. Fue uno de los primeros edificios que incluyeron ascensor en Concepción. El edificio se planteó con locales comerciales en el primer nivel y hacia arriba el hotel además de un subterráneo. En esos locales pasaron firmas de renombre como Oneto en la esquina del hotel, la Librería Universo hacia Barros Arana y más recientemente Calzados Greco o la ya clásica Baratela.
El Hotel Ritz pasó por décadas de gloria y su edificio se llenó de personajes y turistas, pero nada es eterno dicen por ahí y pasó sus últimos años con algunas habitaciones transformadas en departamentos, en los que habitaron varios artistas locales. Incluso existió un taller en el que trabajaron. Durante los noventas, se hicieron algunas modificaciones debidas al uso del segundo nivel por una isapre, en su fachada se construyó una especie de corredor extruido vidriado que alteró la composición del edificio. El rol artístico que tuvo el edificio en su fase final podría haberse mantenido quizás, un centro para las artes locales, hubiese sido útil, necesario e importante ¿o no?
A pesar del abandono paulatino, su mole imponente se hacía notar y permanecía firme ante los cambios de Concepción. El último terremoto que golpeó a la ciudad el 2010 dañó gravemente el edificio y las fisuras eran evidentes. Un gigante malherido presto a desaparecer en cualquier momento fue la sensación que daba el edificio que en unos meses dejó de estar iluminado y dejó de ser utilizado. Tras la catástrofe el Ritz permaneció cerrado siendo ocupados solamente los locales del primer nivel.
Su arquitectura era en realidad no apreciada por el penquista que suele caminar mirando el horizonte o el suelo, sin prestar atención a las alturas. Sus detalles son igual de destacables, sus mosaicos del acceso, su marquesina, su tipografía, la corona, el mármol que forra prácticamente todo el hall y gran parte del interior. La misma escalera que recorre de arriba a abajo el edificio es una profusión de mármol y bronce que está presta a desaparecer ya que sabemos que la propuesta no la incluirá por lo que está condenada. Es de esperar en todo caso que sea lo que sea que se haga, tenga criterios de diseño acordes a la cáscara que se va a dejar y que no sea un «Palacio Castellón 2» con un cajón acristalado en el techo y terminaciones que son realmente una vergüenza.
Tras 1939, otros hoteles abren en la ciudad, compitiendo con el Ritz y los otros mencionados. Estos hoteles fueron igual de relevantes, aludiendo al nuevo Concepción y representando nuevamente esa vista al horizonte del futuro. Destacamos al Bío Bío instalado en un moderno edificio proyectado por Luz Sobrino en 1940, ubicado en Barros Arana entre Colo Colo y Aníbal Pinto, fue uno de los edificios símbolos de la reconstrucción de Concepción y que el año pasado fue demolido. Otros siguieron patrones más clásicos en sus diseños como el Hotel Concepción de 1948, obra de Ibáñez del Campo y ubicado en la esquina de las calles Serrano y Barros Arana. Similar es el caso del City Hotel, de 1950, un hotel famoso por sus fiestas, por su boite y elegantes habitaciones. El City desaparece y su edificio pasa por diversos usos, en los noventas albergó a DUOC y Falabella Niño en su primer piso, usos que motivaron una alteración radical en su distribución interna pero que serían nada comparado con el drástico cambio a merced de Ripley que altera su fachada cubriéndola con otra, más detalles en:http://concehistorico.blogspot.com/2012/04/re.html. Otro importante hotel es el El Araucano, una destacada obra de Julio Ramos Lira que es parte del patrimonio de la ciudad, un edificio construido tras el terremoto de 1960 en que Concepción vive su última fase moderna y se alza en altura con estas construcciones esbeltas y de elegantes diseños. No entraré en detalles sobre los hoteles desde 1940 en adelante, sólo destacar esos exponentes que fueron y son de igual relevancia para Concepción.
Los hoteles cambian, la ciudad cambia… tal vez muchos penquistas se quedaron con el recuerdo de los años de gloria del Ritz, pero su importancia radica en muchos aspectos. Desde el haber sido proyectado por connotados arquitectos a su resistencia a los terremotos. Es bueno recordar y dar valor a lo que tenemos en función a su importancia dentro del desarrollo de la ciudad. Concepción es una ciudad que ha perdido mucho y los vestigios de su historia son cada vez menos. 463 no es una cifra menor, es triste ver que si bien nos alegra un año más de la ciudad, se pierdan estos elementos o se vean invadidos por agentes externos que poco o nada tienen que ver con nosotros…
Textos y fotografías de Luis Darmendrail Salvo, excepciones marcadas. Para consultas, referencias, contacto, reutilización de material, etc. escribir a luizzds@gmail.com
Agradecimientos a Alexander Bustos Concha y Sebastián Aguilar Orozco