Columnas

ALEJANDRO RODRÍGUEZ URZÚA

El mes pasado, específicamente el 6 de junio, varios tuvimos el privilegio de asistir al lanzamiento del libro “Memorias de un Arquitecto Obstinado” del arquitecto Miguel Lawner, personaje clave en el desarrollo de la arquitectura del siglo XX en Chile, además de pertenecer a una generación de arquitectos íntimamente relacionados con temáticas sociales y asociados al período reformista de la enseñanza de la arquitectura en la década de 1940.El libro, editado por el arquitecto Pablo Fuentes, expone diversas etapas de la vida de Lawner, entre ellas su detención y confinamiento en la Isla Dawson tras el golpe de estado de 1973. Lawner, como muchos chilenos, sufrió la opresión de una dictadura militar que aplastó todo lo que se oponía a los ideales de ella. Lamentablemente esta opresión determinó detenciones, arrestos, tortura, muerte, desapariciones y exilio para muchos compatriotas.

En ese mismo escenario, durante el discurso que realizó en el lanzamiento del libro, Lawner hizo especial mención al arquitecto Alejandro Rodríguez Urzúa, destacado profesional que dejó su marca en nuestra ciudad con una serie de proyectos emblemáticos y obras que trascenderían décadas y que hasta el día de hoy se mantienen vigentes.

Las obras de Rodríguez son parte de un momento importante para el desarrollo de la arquitectura en Concepción, corresponden a una de las últimas fases de expresión de la arquitectura moderna en la ciudad y se insertan en un proceso de crecimiento habitacional de la mano de aparición de cooperativas e inmobiliarias que transforman la fisonomía de la urbe. Los proyectos de este arquitecto se destacan por su calidad, su funcionalidad y la sensibilidad expresada a través de finos trazos así como la utilización noble de los materiales.

Si bien nació en Santiago y realizó sus estudios en la Universidad de Chile, desde 1958 se radicó en Concepción cimentando un paulatino prestigio como arquitecto relacionándose con otros arquitectos destacados de la época como Osvaldo Cáceres, Gabriela González, Edmundo Buddenberg y Javier “Maco” Gutiérrez.

Además de los notables proyectos que realizó en nuestra ciudad, se destacó como Director de Obras de Lota y Coronel, a su vez fue Asesor Urbanista de la Municipalidad de Coronel, más adelante fue delegado del Ministerio de Vivienda en las provincias de Ñuble, Concepción y Arauco, fue un miembro importante y activo del Colegio de Arquitectos en Concepción, (de hecho lo presidió entre 1966 y 1968 y fue reelegido entre 1968 y 1970). En 1971 dejó Concepción y se trasladó a Santiago por solicitud del presidente Salvador Allende para asumir la vicepresidencia de CORHABIT, una entidad del Ministerio de Vivienda, cargo que mantuvo hasta el 11 de septiembre de 1973.

Tras 1973, trabajó en proyectos particulares en Santiago pero su afiliación política pesaba. Desde el 23 de junio de 1976, la oficina de Rodríguez estaba siendo vigilada y el día 27 sale de ella para nunca más volver…

Alejandro Rodríguez Urzúa. Fotografía publicada en: http://lautevive.blogspot.com/2007/04/donde-est-el-arquitecto-alejandro.html

Alejandro Rodríguez Urzúa pasó a ser uno de los tantos ciudadanos perseguidos y hechos desaparecer por una dictadura militar que por 17 años abusó de los derechos humanos desmedidamente. El gremio de la arquitectura no estuvo exento de estos dramáticos sucesos. Junto a Alejandro Rodríguez se encuentran desaparecidos los arquitectos; Leopoldo Benítez Herrera, Francisco Aedo Carrasco e Ida Vera Almarza; los egresados de arquitectura Luis Guendelman Wisniak, Carlos Gajardo Wolff y Yactong Juantok Guzmán además del estudiante Mario Peña Solari. Otros arquitectos como Osvaldo Cáceres, Betty Fishmann y el mismo Miguel Lawner junto a su esposa, la también arquitecto Ana María Barrenechea, sufrieron ya sea detenciones, tortura o el exilio…

El emotivo discurso de Lawner y el lanzamiento de su libro, coincidió con la exposición “Itinerancia” del Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos así como además coincidió con el aniversario de la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Bío Bío, de la cual, justamente Alejandro Rodríguez fue docente y fundador en 1969. Por último, en mayo, se cumplieron 50 años de la Tercera Convención Nacional de Arquitectura, importante suceso llevado a cabo en Concepción en el cual Rodríguez fue un activo participante además de estar en el equipo de “Estudios de Temas”. Estas coincidencias motivaron la redacción de este artículo, cuya finalidad es recordar la figura de Alejandro Rodríguez Urzúa y parte de su obra realizada en Concepción.

Antes de su llegada a Concepción, se destacó con diversos proyectos como la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Chile y en 1953 obtuvo el Primer Premio del Pabellón de Exposición de la Feria de América en Mendoza, Argentina. Rodríguez se estableció en 1958 en Conecpción tras trabajar en el proyecto del edificio FIUC, junto a los arquitectos Osvaldo Cáceres, Edmundo Buddenberg y Gabriela González.

Construcción del edificio FIUC, hacia 1960. El terremoto del 21 de mayo de ese año encontró a un edificio en obra gruesa y si bien en general respondió bien al movimiento sísmico, se reforzaron algunas losas que quedaron algo debilitadas. Fotografía del Archivo Fotográfico de la Universidad de Concepción.

El edificio FIUC fue un concurso lanzado a mediados de la década de 1950 en el que se propuso la construcción de un edificio de renta para financiar el Fondo de Indemnización de los Trabajadores de la Universidad de Concepción. El proyecto fue emplazado en la esquina de las calles Caupolicán y Barros Arana frente a la Plaza Independencia en lo que antiguamente eran una serie de locales comerciales, de los cuales muchos se mantendrían tras la demolición de los antiguos recintos. El concurso fue ganado por el equipo formado por Osvaldo Cáceres asociado a los arquitectos Alejandro Rodríguez, Edmundo Buddemberg y Gabriela González. El programa del edificio contempló una serie de oficinas y departamentos particulares así como una serie de locales comerciales distribuidos en once niveles, los locales comerciales se ubicaron en  una placa base de dos niveles en la que se distribuyeron los locales en una galería comercial, (Galería Universitaria), y dos volúmenes que formaban una “L” de planta que serían las torres de oficinas y habitacionales. Se destacaron las terminaciones en mosaicos y los tonos ocres de placas metálicas en su fachada así como el trabajo de Cáceres en el diseño de las baldosas del segundo nivel y el estanque de agua, proyectado con planos plegados, aspecto que se repetirá en diversas obras del arquitecto y el mural realizado por Eugenio Brito que alude a la leyenda local de Las Tres Pascualas.

Edificio FIUC hacia mediados de la década de 1960. Fotografía publicada por educarchile.cl

Rodríguez adquirió nexos con la industria Gacel, dedicada a la fabricación y venta de calzado. En 1959 se construyó el edificio para la fábrica, ubicado en la esquina de las calles Aníbal Pinto y Ejército. Un edificio que a pesar de ser de corte industrial, (apelando a la funcionalidad y la simpleza), recogió numerosos elementos llamativos en la fachada como la inclusión de la madera y una paleta de colores que se encuentran más adelante en el trabajo residencial que realizó Rodríguez con algunas casas de interés que veremos más adelante. Tras el cierre de la fábrica el edificio Gacel actualmente se encuentra semiabandonado, siendo una parte ocupada como bodega de una cadena de supermercados, siendo parte de nuestro patrimonio arquitectónico industrial que con el pasar de los años está cada vez más abandonado. La fusión entre arquitectura moderna e industria tuvo pocos pero interesantes exponentes en la ciudad de Concepción. Gacel es claramente uno de ellos.

Vista actual de las antiguas instalaciones de Gacel.
El imponente edificio se encuentra actualmente abandonado,
tras los problemas legales que afectaron a la empresa y
que terminaron con el cierre de la planta. Es un edificio con
un alto potencial para ser reutilizado y está emplazado
en un sector que merece especial atención
dentro de Concepción.

Si bien la construcción en altura apareció a mediados de la década de 1950 con edificios como los ICONSA, el edificio EMPART y el ya mencionado edificio FIUC, los que transforman el «skyline» de Concepción, fue tras el terremoto de 1960 y la puesta en práctica del nuevo plan regulador de la ciudad que la urbe penquista se vio invadida por una serie de nuevos edificios, producto además de una explosión inmobiliaria gracias al aumento de créditos y la aparición de múltiples cooperativas habitacionales, así como la optimización del suelo del centro penquista para la vivienda y el comercio.

En 1961 se concluyó el edificio de calle Ongolmo n° 542, proyectado en conjunto con Javier «Maco» Gutiérrez, la dupla planteó un edificio de departamentos con una inusual fachada de planos dispuestos con una concavidad interior y exterior que formó un atractivo ritmo y composición, los planos fueron conformados con una perfilería metálica, vidrio y placas de metal coloreadas en tonos celestes. Además se planteó una parrilla exterior en acero que es más bien un adorno que decora la fachada. Hace algunos años se modificó la fachada dejando la mitad plana y a la vez suprimiendo las placas metálicas, la otra mitad aún se mantiene en su estado original.

Ongolmo n° 542 en la década de 1990, se aprecia la fachada y la parrilla exterior. Fotografía perteneciente al Archivo de Arquitectura de la Universidad del Bío Bío.
Detalle de la fachada que se mantiene en su estado original, los planos de colores han desaparecido con el pasar del tiempo pero aún se entiende la fachada así como el juego de la disposición de los planos.
Detalle de la fachada del edificio y la estructura exterior.

Arquitectos como Ricardo Hempel, Santiago Roi, Julio Ramos Lira y los ya mencionados en el equipo del FIUC pasaron a ser protagonistas de una nueva imagen, moderna y fresca del Concepción de la década de 1960. Alejandro Rodríguez siguió esa línea realizando proyectos habitacionales de importancia tanto para particulares como pra instituciones.

La dupla Rodríguez/Gutiérrez realizó otros proyectos residenciales en Concepción como por ejemplo el edificio de la Inmobiliaria Maipú, ubicado en la esquina de las calles Maipú con Aníbal Pinto, el cual se concluyó en 1963. Siguiendo la fórmula de placa comercial y torre habitacional, el edificio incluyó una galería, la Galería Maipú, en la placa base, la que en algún momento albergó en su placa comercial locales importantes para la ciudad como; “El Pobre Diablo”, “Rote Rose”, “El Mundial”, “Depósito de medias y calcetines” (del cual aún se mantiene el letrero de acrílico) y más recientemente “El Corte Inglés”. Otros proyectos realizados por ellos fueron el edificio del Colegio Médico, en plena Diagonal Pedro Aguirre Cerda y algunas viviendas como la de calle Victoria 204 en pleno Barrio Universitario hacia 1963. Gutiérrez por su parte trabajó en proyectos como el edificio de la Farmacia Maluje.

El edificio poco después de su inauguración.
Una foto en la que vemos el contraste entre la
modernidad que recayó en Concepción tras 1939,
con esquinas curvas y una horizontalidad
predominante a diferencia de la estilizadas
líneas de los edificios de los ’60 en los que la
exploración funcional, (inclusión del departamento
dúplex por ejemplo), plástica, geométrica y
compositiva así como el abundante uso del color,
marcaron la pauta en el diseño arquitectónico
en esa década. Archivo diario El Sur.
Estado del edificio hacia abril del presente año
cuando se realizaron trabajos de pintura en la
fachada. Estos trabajos se hicieron en
otros edificios contemporáneos
al Maipú como los edificios ICONSA.
Vivienda de Victoria 204, proyectada en conjunto con Gutiérrez en 1963, una interesante vivienda en la que se exhibe un notable trabajo plástico y distribución teniendo como base una planta hexagonal. Es parte del proceso de renovación del mismo barrio próximo a la Universidad de Concepción, en el que aparecen viviendas de interés en las décadas de 1960 y 1970.

La dupla Rodríguez/Gutiérrez se asoció a Osvaldo Cáceres formando un equipo que ganó el concurso de un proyecto bastante particular para la Universidad de Concepción en 1961, la Casa del Arte.

Tras el incendio de la antigua Escuela Dental, ubicada en la esquina de calles Paicaví con Chacabuco surge la idea del rector de la época, David Stitchkin de hacer un centro cultural que albergue las artes plásticas y escénicas en un solo lugar aprovechando parte del antiguo edificio, (obra de Arnoldo Michaelsen, de 1931). Se demolió el cuerpo principal del edificio que ya había tenido daños por el terremoto de 1960 manteniendo la parte posterior. Tras diversas propuestas y varias transformaciones en la concepción del proyecto producto del cambio de rectores, (la eliminación de un teatro que se originalmente se incluía y la definición del edificio como una escuela y centro de bellas artes), se encauzó el trabajo al resultado que conocemos hoy como la Casa del Arte José Clemente Orozco.

El edificio posee un partido general simple, enfatizando salas de exposición y un gran espacio común concebido originalmente como un patio, el cual fue decorado con un mural de grandes proporciones a cargo del destacado pintor mexicano Jorge González Camarena y asesorado por artistas chilenos como Albino Echeverría y Eugenio Brito. El mural contó con el auspicio de la embajada de México y fue rematado con un verso de Pablo Neruda. Las otroras clínicas dentales ubicadas en la parte posterior de la Escuela Dental pasaron a ser talleres para las artes y el edificio pasó a ser un punto destacado no sólo de la Universidad de Concepción, sino que de la ciudad.

Vista del edificio a fines de la década de 1960, el gran volumen que da forma a la esquina. El uso de texturas y materiales pétreos otorga una fachada grisácea que contrasta con el colorido mural de González Camarena. Fotografía propiedad del Archivo Fotográfico de la Universidad de Concepción.
La Casa del Arte a principios de la década de 1970. Postal de época de la serie Turiset, fotografiada por R. Gelcic. Colección del autor.
Interior del edificio mirando hacia la Plaza Perú. Una de las características más destacadas del edificio es su amplitud y apertura al exterior, el acceso mismo actúa como una vitrina en la que podemos apreciar el mural y adentrarnos paulatinamente en la presencia de América.
Amplios salones y un acceso que dialoga visualmente con el exterior contrastan con el pesado volumen que se ve en el exterior. Además en este proyecto aparece la columna como un elemento expresivo que en este caso parece sostener el gran bloque de piedra del segundo nivel y que en proyectos posteriores de Rodríguez adquiriría una serie de matices.

En mayo de 1963 se realizó en Concepción la Tercera Convención Nacional de Arquitectura. Diversas temáticas en torno a la arquitectura, el crecimiento de la ciudad y el quehacer profesional se discutieron por días y el centro de operaciones de esta actividad fue nada más y nada menos que el antiguo edificio de la Municipalidad de Concepción, obra de Gustavo García Postigo, de principios de la década de 1920 y que tras el terremoto de 1960 fue desalojada y cinco años después de la convención fue demolida. Alejandro Rodríguez fue parte de esas sesiones y compartió junto a otros arquitectos como el ya mencionado Osvaldo Cáceres, Luz Sobrino y Roberto Goycoolea.


Aparición en la prensa de Rodríguez y de Goycoolea. La convención fue todo un suceso para Concepción y contra la opinión pública que temía por el desplome del antiguo edificio municipal el cual se mantuvo en pie y tuvo un triste descenlace un año después. Fotografía que es parte de la cobertura periodística del evento, publicada en El Sur, el día 20 de mayo de 1963, pp. 5

Hacia 1965 se concluyó otra obra destacada de Alejandro Rodríguez, el Edificio Copahue, ubicado en la esquina de las calles Aníbal Pinto con San Martín. Esta es una obra concebida como una agrupación de viviendas en cuatro niveles, (dos unidades por nivel), dejando el primero para oficinas. Se presentan dos tipologías habitacionales por nivel, una unidad de 111 m2 y otras de 71 m2, ambas incluyendo dormitorio de servicio y balcón el cual pasó a ser un elemento compositivo que destaca en las fachadas que dan hacia ambas calles. El Edificio Copahue pasó a formar parte de un conjunto de edificios modernos en calle Aníbal Pinto comenzado con el ya expuesto Edificio Maipú, el edificio de Aníbal Pinto 531, (proyecto de Gabriela González , 1958), el Edificio Pedro de Valdivia, (proyecto de Ricardo Hempel y Santiago Roi, 1963), el Banco del Trabajo, (obra de Mauricio Despouy) y la ampliación del Colegio Inmaculada Concepción, destacada obra de la dupla Duhart/Goycoolea.

Fotografía del Edificio Copahue hacia 1966 aproximadamente,
publicada por la revista AUCA nº 13, un número dedicado a
Concepción en el cual se exponen diversas obras
emblemáticas de ese período y textos relevantes
La horizontalidad presente en la obra de Rodríguez, el juego de los balcones como elementos compositivos y plásticos, volvería a aparecer en otros proyectos residenciales en la misma década de 1960.
Resolver una esquina céntrica con un pequeño edificio que forma parte de un conjunto, además de los mencionados próximo a el existen unos expresivos bloques del arquitecto Jorge Labarca. Aníbal Pinto desde Maipú hacia el Parque Ecuador forma un eje con destacados edificios modernos construidos entre 1940 y 1970 que pasan desapercibidos ante el ojo del peatón.

Hacia la calle Cochrane, en la esquina con Castellón, nos encontramos con otro exponente, concluido en 1967, el Edificio Antilhue, un edificio que si bien es similar en distribución a los expuestos previamente, incluye un nivel en zócalo y su techumbre es bastante particular, una techumbre que está asociada al diseño que Alejandro Rodríguez realiza en las viviendas que proyectó. Parte importante del diseño de Rodríguez estuvo inspirado en la arquitectura japonesa, una arquitectura asociada a la construcción en madera y con amplios techos, “arquitectura de pagodas” como se le mencionó en algún momento en los medios.

En este ejemplo apreciamos una mayor exploración con los elementos de diseño, como por ejemplo los balcones, en los que un plano inclinado forma la baranda y aparece la imponente techumbre que nos brinda una fusión entre las dos líneas de Rodríguez, la de sus viviendas y la de los bloques de departamentos.
Si comparamos esta obra con el edificio que vemos al fondo, uno de los tantos ejemplos de burda arquitectura de inmobiliarias que enchapan todo lo que ven con falso ladrillo, podemos notar la diferencia del diseño arquitectónico, en un caso existe una geometría y una composición que apela a intenciones e ideas, así como una postura detrás del proyecto. En el otro, a pesar de ser de dimensiones mayores, no existe esa exploración, son diseños hechos en serie que denigran la arquitectura y el profesional
Esta obra está en la esquina contrapuesta a dos bloques proyectados por Roberto Goycoolea y Emilio Duhart, dupla previamente mencionada, estamos hablando de los edificios Arauco y Lanalhue.

Los edificios de media altura destinados a vivienda proliferaron en la década de 1960 y aparecen también conjuntos de bloques, algunos de grandes dimensiones insertos en una idea y filosofía de ciudad como la Remodelación Concepción, (Remodelación Paicaví) de 1966, proyectada por el grupo TAU y otros conjuntos más pequeños como el que está en la esquina de las calles Ongolmo y Chacabuco, destinado a los funcionarios de la Universidad de Concepción.  Se compone por 5 bloques de 5 niveles cada uno con leves diferencias entre cada unidad o departamento. Rodríguez también proyecta un conjunto similar para trabajadores universitarios en Barros Arana entre Tucapel y Orompello, al lado de lo que fue alguna vez el Cine Lux y enfrente del Edificio Tucapel. El último conjunto realizado para la asociación de trabajadores fue el Ñielol, ubicado en Tucapel a pasos del Parque Ecuador, compuesto por dos bloques y una composición de fachada reticulada y regulada, en que madera, vidrio y cerámicas se combinaron en un agradable equilibrio.

Bloques de Ongolmo esquina Chacabuco, con un diseño
que nos recuerda el Edificio Copahue, en estos bloques
aparece un interesante juego geométrico de los
balcones y de las mismas circulaciones.
Vista de los balcones desde calle Chacabuco, notamos el ritmo que se genera, un atractivo juego geométrico.
Uno de los bloques hacia Ongolmo, en el centro, las circulaciones verticales, con amplias aberturas, presumimos originalmente no vidriadas. Una de las características de estos edificios eran las escalera expuestas, la relación exterior – interior llevada al máximo. Edificios como los Lanalhue/Arauco o La Patria de Sergio Larraín García-Moreno contaban con esta característica.

La influencia de la arquitectura japonesa fue notoria en la década de 1960. Paulatinamente se adoptaron líneas que emulan el diseño nipón y la liviandad de las obras coincide con ciertas características de la arquitectura moderna de aquel entonces. Alejandro Rodríguez proyectó una serie de casas que adoptaron esta morfología. Características como la utilización de la madera fusionada con la piedra, un uso expresivo de la estructura así como la inclusión de techumbres predominantes con amplias caídas pasaron a ser sellos de las viviendas de Alejandro Rodríguez. Ya vimos la combinación de algunos elementos así en el edificio de Cochrane esquina Castellón. El fino y prolijo diseño de Alejandro Rodríguez que notamos en las viviendas está íntimamente relacionado con una excelsa calidad funcional y una utilización de los materiales en la que se optimizan y se aprovecha la nobleza de los mismos. La atractiva paleta de texturas y colores que encontramos en las viviendas de Rodríguez, su cantidad justa de albañilería, piedra y madera con aplicaciones de ladrillo y cerámicas nos da cuenta de una serie de piezas únicas e importantes del diseño residencial en pleno centro de Concepción.

Como una versión en menor escala de la idea placa + torre, algunas viviendas proyectadas por Rodríguez poseen amplias terrazas que forman una placa base, sobre ella se articula el segundo nivel que se destaca con la ya mencionada techumbre prominente.

Viviendas pareadas en calle Lincoyán 317 – 333, ambas casas presentan un partido general simple con una morfología atractiva, marcada por la notoria estructura que sale a la luz, el uso de elementos pétreos y la madera así como la techumbre que sobresale desde diversos puntos de la calle. También los tubos de las chimeneas, algo recurrente en las viviendas proyectadas por Rodríguez.
Detalle del acceso/garaje de la vivienda, también se aprecia el tubo de la chimenea atravesando la techumbre y las sutiles barandas de la placa que forman la terraza.
Vista general de las viviendas, al fondo, otra bastante particular que será mencionada más adelante.

Algunas características encontradas en las viviendas de Lincoyán las podemos encontrar en otras casas, como por ejemplo la ya famosa Casa Woywood, ubicada en la esquina de calle Víctor Lamas con el pasaje Enrique Molina, una casa que en la opinión del que escribe, es una de las casas más bellas de Concepción, es el referente del trazo Rodríguez y su particular forma de concebir las viviendas, posee un muy buen emplazamiento y asoleamiento. Una casa de grandes dimensiones pero no ostentosa, es sencilla, elegante y exhibe todas las características expuestas previamente.

Detalle de la techumbre, podemos apreciar los tapacanes sencillos y nuevamente el tubo de la chimenea. Veamos también la disposición de los listones de madera, la exploración geométrica, no fue simplemente llenar con madera de forma horizontal. Todo forma parte de una acabado proceso de diseño. La versatilidad de Rodríguez de poder trabajar los mismos elementos ya sea en albañilería o en madera es notable. Fotografía publicada en revista AUCA n° 13, página 48.
Vista general de la vivienda. Fotografía publicada en revista AUCA n° 13, página 48.
Vista actual. se han realizado modificaciones con el pasar del tiempo, pero no han comprometido la integridad del diseño original de la vivienda.
Vista de uno de los balcones, se emula esta idea de la placa nuevamente.

No tenemos certeza de cuántas obras de este tipo realizó Alejandro Rodríguez en Concepción, si bien existen investigaciones que dan cuenta del portafolio edificado del arquitecto, siguen apareciendo viviendas con proyectos de su autoría, por lo que de momento, no es fácil determinar la cantidad. A continuación una selección de viviendas proyectadas por él; siguiendo la línea de las expuestas anteriormente, veamos el conjunto ubicado en la esquina de calles Argentina con Rengo, un conjunto compuesto por 12 unidades habitacionales dispuestas en 6 viviendas pareadas. Un tanto más sencillas que las anteriores pero no por ello menores en cuanto al diseño y la pulcritud de las líneas.

Vista de una de las unidades pareadas hacia Rengo.
Detalle de la techumbre. La fotografía habla por si sola.
Vista desde calle Rengo hacia el interior del conjunto.

Otras cuatro viviendas se escapan un poco de la idea de la “pagoda” y están asociadas a una búsqueda en el diseño en que se rescatan aspectos como la estructura y el diseño de la techumbre que pasa a ser un elemento de diseño preponderante, también están asociadas a una última fase del arquitecto en Concepción, cabe mencionar que Rodríguez deja Concepción para trabajar en Santiago y realiza algunos encargos desde la capital. En 1968 se construyó la vivienda Rodríguez, una casa que es un ícono de la arquitectura de la ciudad en la que el arquitecto vivió con su familia y que estaba adosada a las casas pareadas de Lincoyán 317 – 333, revisadas anteriormente.

Vista de la casa, ubicada en Lincoyán 345, sobre la «placa» se articula la terraza y el segundo nivel, además se proyectó una techumbre con un tragaluz
Detalle del tragaluz.
El conjunto conformado por las viviendas pareadas y la misma casa Rodríguez. La continuidad de la placa de terrazas es notoria así como la integración de los dos diseños.
Otra vivienda proyectada por Rodríguez en 1964, ubicada en la esquina de calles Orompello y O’Higgins. En este caso se proyecto una vivienda en que prima la ortogonalidad pero nuevamente aparece la estructura preponderante y el uso de maderas y piedra. Lamentablemente la casa ha sido modificada para instalar oficinas por lo que muchos de los revestimientos originales han sido removidos al igual que la puerta y los ventanales originales.
Viviendas pareadas en Orompello 430 – 432, de 1970. Se encuentran al lado de la mencionada anteriormente y en ellas vemos una expresión diferente de la techumbre la cual cubre completamente la vivienda. Las escaleras son igual de expuestas y se recurre al voladizo para enfatizar un segundo nivel. Los tubos de las chimeneas y el ladrillo a la vista en algunos puntos nos dan cuenta del toque Rodríguez. Hoy en día están algo modificadas por los destinos que corrieron.

Para finalizar, destacaremos dos proyectos comerciales que realizó, en primer lugar el edificio que hoy alberga al Hotel Cruz del Sur y varios locales comerciales, un edificio de 1970 que causó impacto por su rupturista diseño. Nuevamente apareció la idea de la placa con una serie de locales comerciales y además estacionamientos dispuestos en niveles, una idea que paulatinamente llegaba a Concepción y que era cada vez más necesario por el crecimiento del parque automotor. Llama la atención la morfología del edificio, el volumen que se encuentra sobre la placa nos recuerda el ex edificio EMPART proyectado por Schapira/Eskenazi/De la Barra/Messina, con muros curvos, alegoría naval potenciada con un revestimiento de cerámicas de potentes blancos y azules.

En segundo lugar, el Pasaje Musalem, una galería comercial concebida con una planta de cruz que posee accesos en las cuatro calles perimetrales de la mazana en la que se ubica, (Freire, Caupolicán, Maipú y Aníbal Pinto). El Pasaje Musalem se distancia de la idea clásica de galería, con juegos espaciales en su interior que rompían la tradicional tensión de un espacio «de traspaso», generando instancias de permanencia. Asimismo, el Pasaje Musalem se puede apreciar como una placa sin torre, siguiendo claramente la noción de las placas proyectadas por Rodríguez desde inicios de la década de 1960.

Vista de la fachada hacia calle Castellón.
La estructura nuevamente sale a la luz y notamos el
dominio de la placa que forma la actual terraza del hotel.
Se destaca el revestimiento de cerámicas en las fachadas así
como los muros curvados. Esta obra es una de las más
peculiares del centro penquista y ha estado sujeta
a numerosas transformaciones y agregados.
Vista general del edificio. Notamos la placa base de dos niveles, en las que se ubican locales comerciales y el acceso del actual hotel. Hacia Castellón el acceso vehicular que lleva a estacionamientos en niveles superiores, recurso utilizado posteriormente en edificios de estacionamientos como los de San Martín 640 o el edificio y galería Caracol.
Pasaje Musalem. Vista de la parte del edificio que da hacia
calle Maipú y comparte con la Galería Zaror.
El Pasaje Musalem, en algún momento de la historia de
Concepción fue uno de las galerías más importantes
de la ciudad con destacados locales comerciales como
Punto Blanco, Boutique Gente o la Confitería Santiago.
Algunos de estos comercios se mantienen pero en sí,
se ha manifestado un decaimiento de la gran galería.
Con respecto al edificio, encontramos similitudes
con el del Hotel Cruz del Sur o la misma Casa del Arte,
aparecen los elementos estructurales predominantes que
sostienen la marquesina que corona una gran placa comercial,
una placa sin torre en este caso.

Esta revisión no pretendió ser exhaustiva, evidentemente quedaron muchas obras de este arquitecto en el tintero y hay muchas que tal vez no fueron registradas o documentadas. Como más de alguna vez se ha mencionado en esta página, la conservación de la arquitectura moderna es difícil y su desaparición es un problema latente, la equívoca percepción del patrimonio arquitectónico y al mismo tiempo el olvido de los arquitectos, lleva a que estas obras siempre pasen por modificaciones o simplemente terminen siendo demolidas.

Hemos visto una pequeña parte del extenso trabajo de un arquitecto que dejó un legado notable en Concepción de arquitectura que ha sabido envejecer. Si bien algunas de las obras de Alejandro Rodríguez se encuentran modificadas o algunas han sido demolidas, su diseño y trazo se han mantenido vigentes y con mejor calidad que algunas construcciones aparecidas en el último tiempo.

Alejandro Rodríguez Urzúa es parte de la historia de Concepción y «es» no «fue», porque su obra y legado están presentes en nuestra ciudad. A pesar de que no tenemos certeza de qué pasó exactamente con él, su legado manifestado en obras vanguardistas; en una  destacada labor docente o su participación en la CORMU y proyectos sociales, ha superado ese período oscuro, violento e intolerante que vivió nuestro país y lo hace estar presente dentro de la ciudad.

Como ya alguna vez se ha mencionado en este blog, conozcamos nuestra ciudad, conozcamos su arquitectura y no olvidemos… nunca, olvidemos!

Agradecimientos a Osvaldo Cáceres, Verónica Esparza y Pablo Fuentes.

 


 

Fuentes consultadas

  • OCHO ARQUITECTOS EN LA MEMORIA. Comité de Derechos Humanos y Ciudadanos. 2005
  • MONOGRAFÍA DE LA OBRA DEL ARQUITECTO ALEJANDRO RODRÍGUEZ EN CONCEPCIÓN. Lorenzo Fluxá Harms. 1997

Textos y fotografías de Luis Darmendrail Salvo, excepciones marcadas. Para consultas, referencias, contacto, reutilización de material, etc. escribir a luizzds@gmail.com

Arquitecto Universidad de Concepción, docente, investigador y Premio Municipal en Ciencias Sociales 2020. Historia Arquitectónica de Concepción nació con el fin de dar a conocer aspectos diversos de la historia urbana local, ha contado con el apoyo de muchos arquitectos y personas que a lo largo de 17 años han aportado significativamente a la intención principal de este sitio, difundir la memoria y el patrimonio arquitectónico local. Esta plataforma también puede ser encontrada en Facebook, Instagram, YouTube y Blogger además de contar con un espacio en el matinal Nuestra Casa de Canal Regional.

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