Desde hace un buen tiempo que la escala barrial de la ciudad de Concepción ha estado en peligro. La falta de protección de ciertos barrios por parte del municipio y de la nula inclusión en los planes reguladores para ser consideradas como zonas típicas o parte de la formación de circuitos patrimoniales ha sido determinante en el desmedro de este tipo de zonas. Un ejemplo claro de esto es el barrio que rodea al Cerro Amarillo. La siguiente nota pretende exponer de forma breve la historia del Cerro Amarillo y el importante rol que ha tenido dentro de la historia de la ciudad y en la conformación del barrio que lo rodea, barrio que está en peligro de extinción por las razones previamente mencionadas.
El Cerro Amarillo históricamente surgió como una solución por parte de la municipalidad para renovar el sector, luego del trazado de calles que dividieron el histórico Cerro Gavilán, un cerro que marcaba un límite en la ciudad de Concepción y que en 1817 fue protagonista de una batalla entre patriotas y realistas (ver mapa). El antiguo Cerro Gavilán posee tal nombre porque supuestamente pertenecía a la señora Josefina Gavilán, antigua vecina contemporánea al terremoto de mayo de 1751, el cual ocasionó eltraslado desde Penco al Valle de la Mocha. Ella, obsequia el cerro y otraspropiedades a la recién trasladada ciudad.
La primera intervención en el cerro se llevo a cabo tras la apertura de la actual calle Castellón, (en esos tiempos Galvarino), luego Angol y Lincoyán, (la última conocida previamente como Santo Domingo) y finalmente la apertura de las calles Caupolicán y Rengo, siendo esta la más importante, puesto que era la calle por donde pasaba el antiguo tranvía a Talcahuano, de hecho aún quedan restos de la línea del tranvía en Caupolicán esquina Las Heras. Una parte del cerro, (entre Caupolicán y Aníbal Pinto), fue ocupada por el Castillo Zulaica, imponente construcción de la cual sólo queda una parte hacia Heras. Con el pasar del tiempo se instala la fábrica de fideos Vivaldi la cual se transforma en los 80s en el Centro Comercial Gignegroantesco. Como dato anecdótico, en la esquina de Heras con Caupolicán de esa manzana se encontraba el patíbulo, el lugar donde se realizaban las ejecuciones de prisioneros. René Louvel en su libro “Crónicas y Semblanzas de Concepción”, nos habla de la famosa ejecución de doña Carmen Pino en 1848 y también sabemos que en este patíbulo, muchos años antes, fueron ejecutados un grupo de esclavos africanos que fueron acusados de asesinato. Sus cuerpos fueron arrojados a una laguna que fue denominada con el pasar del tiempo como Laguna de los Negros y pasó a ser el receptáculo de los cuerpos de los ejecutados. La laguna fue rellenada y se encontraría en lo que hoy en día es Manuel Rodríguez con Aníbal Pinto y Caupolicán. Volviendo a esa manzana, la esquina del patíbulo pasó a ser propiedad de Francisco Capurro, quien vende ese terreno en algún momento y el nuevo dueño construye el imponente edificio de departamentos que aún existe en esa esquina.
La manzana de enfrente, que hoy en día es ocupada por la Escuela República Argentina hacia Rozas y el Liceo Martínez de Rozas hacia Caupolicán, ya hacia fines de siglo XIX tenía connotación educacional, se encontraba la Escuela Normal de Preceptoras.
La idea de instalar escuelas normales se remonta al gobierno de Manuel Bulnes y en 1875 se abre la primera en Concepción. El gran edificio que albergó a esta escuela, del cual hoy en día sólo existen las ruinas de su escalera de acceso, fue inaugurado durante la administración del presidente José Manuel Balmaceda. Este edificio sufrió daños significativos en el terremoto de 1939 y fue el terremoto de 1960 el que terminó por destruirlo. Posterior al sismo, se instalan los nuevos colegios previamente mencionados. En la esquina de Heras con Caupolicán de esa manzana se encuentra el monolito que recuerda al Mártir Manuel Vilches, capitán de la Tercera Compañía de Bomberos de la ciudad que falleció en ese sitio el 28 de noviembre de 1937.
Hacia el año 2000 corría el rumor de que se declararía monumento nacional el Cerro Amarillo y la escalera de la Escuela Normal. Nada de esto fue cierto y la escalera esta cada día peor, es una ruina llena de basura, escombros, usada como urinal e incluso se han hecho fogatas. Hace unos 10 años aún quedaban piezas de las barandas y balaustres, ya casi nada queda. Una irresponsabilidad del municipio.
Es así que el otrora Cerro Gavilán pasó a ser una serie de montículos en la ciudad con diferentes usos, pero hacia la esquina de Rengo con Rozas, quedaba un cuarto de cuadra vacío el cual se transformó en un reducto de delincuentes y basura. Debido a esto, el alcalde Zenón Urrutia Mnazano, en sesión del 1° de agosto de 1930, decide la renovación del Cerro Amarillo aceptando propuestas por una suma de $94.000. El proyecto tuvo que esperar un tiempo y fue en la gestión del alcalde José del Carmen Soto que se terminó el trabajo de hermoseamiento del cerro que finalmente fue entregado en 1933. Cabe destacar el trabajo paisajístico del cerro con als especies vegetales incluidas desde palmas chilenas a sendas jardineras floridas además de la inclusión de numerosas estatuas con motivos clásicas. Una placa ubicada en la pileta del acceso nos recuerda el Combate de Gavilán y muy poco queda de esto, incluso unos sapos de bronce que eran parte de la pileta, hoy en desuso, ya no están y su paradero es desconocido. Por calle Rozas, justo al lado de la ladera del cerro, se construyeron viviendas a cargo del francés Valery Trottreau de las cuales creemos que aún quedan algunos esbozos.
Vale mencionar otros puntos de importancia aledaños, por Rengo hacia Los Carrera estaba el famoso Teatro Rex, posteriormente llamado Ópera, luego pista de patinaje y que actualmente es la Vega El Esfuerzo, el edificio, uno de los primeros ejemplos de arquitectura moderna en la ciudad, data de 1938 y fue proyectado por Eduardo Enríquez del P (http://concehistorico.blogspot.com/2008/04/panormicas.html). En Rengo esquina de Rozas se encontraba la Panadería Souyet (http://concehistorico.blogspot.com/2011/08/normal-0-21-false-false-false-es-cl-x.html).
Hacia mediados de los ‘90s comienzan las demoliciones masivas de conjuntos, por ejemplo, en Rengo esquina de Rozas se demuele un conjunto de viviendas neoclásicas de un nivel para construir el edificio que actualmente existe. Ese edificio fue el primer elemento que ensució la imagen del sector, sector que comenzó a perder el carácter pintoresco cuando se reemplaza el adoquín por pavimento en algunos tramos de ciertas calles. El barrio que rodea al Cerro Amarillo posee fuertes potencialidades para ser considerado zona típica. Tenemos edficios que pueden ser reutilizados como el ex Teatro Rex, y las mismas viviendas, que son un reflejo de la historia arquitectónica de la ciudad de Concepción. Si bien el terremoto del 27 de febrero del 2010 borró numerosas casas del sector, otras se mantienen, y nos referimos principalmente a viviendas de adobe, neoclásicas y modernas. La conectividad hacia otros puntos de interés es igual otro plus del sector,a recientemente renovada Plaza Cruz o el sector que rodea la Avenida Manuel Rodriguez.
Lamentablemente, jamás se han pensado estas cosas, jamás se ha visto esta parte de la ciudad como una potencial zona típica. La creciente inclusión de edificios en altura ha arruinado cada vez más el carácter del sector y de alguna forma si se llegase a concretar una zona típica o circuito patrimonial, la idea tendrá que lidiar con estas torres. En cualquier caso, un atractivo desafío urbano/arquitectónico.
Esperamos un futuro próspero para el sector y no ver más la primera imagen…
Originalmente iba a incluir numerosas fotografías de los senderos y especies del Cerro Amarillo. No lo haré, dejo la invitación a que lo visiten y se sorprendan con este oasis dentro de la ciudad de Concepción y a la vez vean el daño en la imagen del lugar que se genera con edificios como el previamente expuesto y del abandono por parte del municipio en el sector en cuanto a las viviendas o la misma escalera de la Escuela Normal de Preceptoras.
Textos y fotografías de Luis Darmendrail Salvo, excepciones marcadas